En los últimos días se ha venido hablando con insistencia sobre la inflación en Bolivia y he querido ser cauto en mis apreciaciones, pues al no contar con datos suficientes es difícil adelantar un juicio de valor de si esto debe ser algo que preocupe o no.
Es bien sabido que si la inflación se debe a una expansión de la Demanda Agregada, no debería preocuparnos pues es simplemente el reflejo de una mayor demanda asociada con un mayor crecimiento y mayor empleo. Lastimosamente datos mensuales de empleo y crecimiento no existen, así que resulta difícil medir esto. Sin embargo el boom de la minería y asociada a esta de la construcción podría indicarnos que algo de inflación de demanda efectivamente hay, especialmente en los Departamentos de Oruro y Potosí.
Por otro lado me llama la atención que en una noticia de El Deber, hoy, se indica que la inflación acumulada a 5 meses llego a 2.79% lo que representa 1.37% más que en similar periodo el año pasado. Si además vemos los datos del Banco Central, podemos ver que la inflación acumulada a 12 meses a fines de abril llegó a 6.76%, levemente menor al acumulado hasta marzo, pero todavía alto, considerando que el tope máximo del rango meta es 5%.
Resulta preocupante también, ver que la inflación acumulada a 12 meses ha estado por encima del 6% en todos los meses del año. Esto nos lleva a plantearnos las siguientes preguntas:
¿Será que estamos entrando a un proceso de inflación de oferta?
¿Aislando los efectos de el Niño o la Niña en el Beni que explica esta tasa superior al 6%?
¿Están funcionando adecuadamente los instrumentos de la Política Monetaria para mantener el rango meta del 3%-5%?
¿Cuál es el nivel de compromiso del Banco Central con este rango-meta?
En fin, en la medida que se tengan datos disponibles se podrá responder a estas preguntas, pero es momento de prestar mas atención al manejo de la Política Monetaria en Bolivia.
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