Wednesday, December 27, 2006

Como se trabaja!

En un artículo que sale hoy en El Deber se informa que el Presidente y su Consejo de Ministros trabajaran la noche del 24 de diciembre y la madrugada del 1 de enero, para aprobar una serie de decretos con fines sociales.

Cada quien es libre de hacer lo que quiera, pero no deja de sorprender la cantidad de trabajo que tienen los altos miembros del poder ejecutivo, que trabajan desde las 5 de la mañana y salen a altas horas de la noche, realmente todas unas maquinas. Por lo mismo no deja de extrañar el porque la forma de dirigir el gobierno sigue siendo tan similar a la de las anteriores gestiones. Tanto trabajo debería reflejarse en ideas novedosas.

Pero siguiendo en el tema de que se trabajará en Año Nuevo, quisiera pensar que realmente esa serie de decretos con fines sociales sean realmente así y no sean decretos con fines políticos. No esta demás mencionar que la costumbre de las anteriores gestiones era la de aprobar una serie de decretos a fin de año, aprovechando que la mayoría de los funcionarios públicos se encuentran en vacación colectiva y resulta más fácil aprobar los mismos por la vía fase-track.

Ojala nuestros señores gobernantes, cuando sean las 0 horas del 1ro de enero de 2007, estén sintonizando alguna radio local y puedan escuchar las gloriosas notas del himno boliviano y eso los lleve a pensar en el bien de la Nacion.

Feliz 2007 a todos….

A Sopapos

Definir cuándo un conflicto entre individuos de la misma cultura, sociedad o nacionalidad puede ser considerado una “guerra civil” ocuparía este breve espacio, y no llegaríamos a una conclusión. El derrocamiento de la monarquía inglesa en los 1640s, por ejemplo, es llamado la Guerra Civil Inglesa, pero fácilmente podría también ser categorizada como una revolución. En la historia islámica existen repetidas instancias de violencia entre shiítas y sunís. Sin embargo, aún con cientos de miles de muertos no hay la voluntad de llamar el conflicto en Irak una guerra civil. Por otra parte, una masacre como la cometida contra el pueblo chileno en 1973 simplemente pasa a la historia como un golpe de Estado, aun cuando fueron asesinados miles del bando perdedor.

Un criterio utilizado es que las partes pertenezcan a un mismo país y peleen por el control político, control sobre una región separatista, o para implementar un cambio significativo en políticas de Estado. Otro criterio es que por lo menos 1,000 personas pierdan su vida en el conflicto, y que cada bando sufra por lo menos la baja de 100 combatientes. Esto elimina la posibilidad de categorizar como guerra civil un genocidio, y hace incluso más complejo el propósito de definir lo que pasó en varias naciones latinoamericanas durante más de una dictadura militar. A su vez, no puede concluirse que una guerra civil no suele desatarse en una democracia, o en un país con una economía desarrollada, siendo que en Estados Unidos más de medio millón de compatriotas se aniquilaron entre sí.

El afán cartesiano de categorizar instancias de violencia fratricida es más deprimente si consideramos instancias en las que el detonador es una diferencia étnica o religiosa, lo cual hace las consecuencias aun más nefastas. Esto se debe a que – en éste tipo de conflictos - es muy difícil convencer a tiros a un grupo humano a creer en otro Dios, o a cambiar el color de su piel. Ante la complejidad y odiosidad de la tarea de clasificar la guerra, por lo menos podemos concluir que existen instancias - sean estas estructurales, abstractas, de asimetrías económicas o de poder - que llevan a un hermano a matar al otro. En otras palabras, para entrar en una guerra civil, tienen que existir diferencias radicales que inciten el acto supremo de imposición de valores, modelos o verdades sobre compatriotas desparramando sangre en lugar de ideas.

En Bolivia tuvimos una revolución, que en contraste con luchas armadas en otros países nos salió barata. Por fallida que haya sido su reforma agraria y, por muy oportunista y políticamente orientada haya sido su creación de sindicatos y organizaciones sociales - para luego ser integradas verticalmente al partido gobernante - la Revolución de 1952 fue más que la ambición de la clase media de compartir el poder. Esta conflagración entre hermanos estuvo – en parte - enarbolada por ideales de igualdad y justicia, y los cambios a las estructuras sociales, económicas y políticas abrieron el camino para el proceso de democratización que hoy nos permite gozar de mecanismos hasta ahora exitosos en la mediación del conflicto, y en la alternación pacifica del poder.

En contraste, hoy la discusión es pobre, las diferencias son más de forma, y los argumentos y propuestas se están dejando esperar. Sobre la mesa no hay diferencias irreconciliables. El oficialismo tiene una postura centralista, pero reconoce la voluntad de gran parte de la nación de gobernarse autonómicamente. La oposición reniega ante el populismo y diseño de la nueva Ley INRA, pero reconoce que hay tierra ociosa que podría ser puesta a mejor uso, y que dicha reforma avanzaría la causa de mayor justicia social. Ambas partes ahora debaten tímidamente mecanismos y principios para definir nuestra próxima Carta Magna. Evidentemente no estamos libres de violencia esporádica y localizada en puntos neurálgicos. Pero aunque las diferencias son profundas, marcando conceptos contrastantes de cómo avanzar la justicia y el desarrollo (y lo que estos conceptos puedan significar), dudo que la mala sangre vaya más allá de la gran intolerancia y resentimiento mutuo, algo que dudo seamos tan mediocres como para no poder civilizadamente superar.

Flavio Machicado Teran

Wednesday, December 20, 2006

No nos engañemos

La economía es una ciencia social y es una sola. La forma de implementar la economía varía según las características de cada país y el neoliberalismo no es otra cosa que un nombre que se le ha puesto a una forma de llevar la economía, pero no es un modelo económico per se. Por tanto hablar de cambiar el modelo neoliberal por otro modelo me parece un exabrupto, porque de hecho lo que se entendía por neoliberalismo ha ido cambiando en el transcurso de los años y lo correcto es que cada país le ponga el nombre que le parezca a la forma de llevar su economía.

En la celebración del triunfo del MAS en las elecciones del 18 de diciembre de 2005, el vicepresidente dijo que el gobierno había dado cátedra de economía al neoliberalismo y lo repite el Ministro de Hacienda en el artículo de prensa “La gestión de Evo Morales mejoró los indicadores neoliberales”. Esta afirmación sería correcta si es que realmente hubiera habido un cambio sustancial en la forma de haber llevado la economía y pienso que eso no es así, es mas los buenos indicadores que se tienen son resultado de la mantención de las reglas de política que se han venido aplicando en Bolivia desde ya hace varios años y que no son neoliberales ni mucho menos, son reglas de economía que se aplican en la mayoría de los países del mundo.

Por otro lado hay que decir las cosas como son y atribuir los éxitos a los que corresponde. El buen desempeño de las Reservas Internacionales y del control de la inflación se le debe atribuir al Banco Central que en su carácter de ente independiente es el principal responsable de la política monetaria y mas aún su buen desempeño se debe a la aplicación de una regla de política monetaria que ya viene funcionando hace varios años y hoy en día avanza hacia un esquema de Metas Explicitas de Inflación (Inflation Targeting) Si hay que agradecer a alguien, es precisamente a la Regla de Política Monetaria (made in Bolivia) que es una regla explícita.

Por otro lado es muy loable la labor realizada por el Ministerio de Hacienda en relación a mantener bajo control el déficit fiscal siguiendo con la aplicación de un esquema basado en el control del déficit fiscal. No existe una regla explícita como en la política monetaria, pero se podría decir que existe una regla implícita que explica el superávit fiscal de 5.9% y esta regla viene funcionando también ya hace varios años y ha sido eficiente. Por tanto habría que agradecer también a que se mantuvo esta regla en vigencia.

Este buen desempeñó de la economía es un desempeñó de la macroeconomía y se ha alcanzado una tasa de crecimiento importante de 4.6%, pero y que de la microeconomía? Y creo que ahí estamos muy mal y eso se ve en el hecho que a pesar de tener un buen crecimiento, esto no esta llegando a la población. Y solo por citar algunos ejemplos que creo son los más importantes está el hecho que no se ha hecho nada con relación al tema institucional, educación y pensiones.

En el tema de las instituciones, seguimos con un sistema judicial totalmente corrupto, ineficiente, el sistema de regulación es obsoleto, con autoridades interinas. Ni que decir de las instituciones publicas que han sido cuoteadas como siempre. En el tema de la educación no hay una propuesta seria. Es mas como dicen los expertos, el anteproyecto de Ley Avelino Siñani, mas que un instrumento pedagógico y filosófico es un instrumento político ideológico (ver Informe del Seminario: La Calidad de la Educación Pública: ¿Un Asunto Olvidado?). Y finalmente en el tema de pensiones no se ha hecho absolutamente nada.

Si esto viene del neoliberalismo, entonces dejemos de ser tan neoliberales y hagamos reformas económicas que realmente nos hagan vislumbrar un futuro promisorio, porque hasta ahora creo que lo único que se ha hecho son reformas políticas, de economía nada.

Tuesday, December 12, 2006

Examen en 6 meses

La ampliación en seis meses más para Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA), que expiraba el 31 de diciembre, fue aprobada la madrugada del sábado por el Congreso estadounidense. Para Perú y Colombia no es más que una transición hacia una inminente firma de un TLC con EE.UU.; para Ecuador y Bolivia es un período en el cual estos países reflexionarán sobre la conveniencia o no de firmar un TLC con EEUU o como lo planteo Bolivia hará una propuesta de un Acuerdo de Comercio Justo (ACJ).

Según el estudio “El ATPDEA. Un Análisis de Situación y Perspectivas”, realizado por la Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE) desde principios de 2002, cuando entró en vigencia el ATPDEA y fines de 2005, el valor exportado a EE.UU. creció en 79% a una tasa promedio anual de casi 20%. El ATPDEA a diferencia de la Ley de Preferencias Andinas (ATPA), ha tenido mayor relación y pertinencia con el potencial productivo nacional, principalmente en lo referente a la producción de prendas de vestir y manufacturas de cuero, entre otras. Por lo tanto es un acuerdo comercial de gran importancia.

El Departamento que más se ha beneficiado del ATPDEA es La Paz, siendo el principal exportador a EE.UU. con un 43% del total de exportaciones a ese país. Los principales productos exportables son manufacturas, entre los que destacan los artículos de joyería, estaño metálico, prendas de vestir y puertas y marcos de madera. De lejos le siguen los Departamentos de Cochabamba y Oruro con 19% y 14% respectivamente.

Estos pocos datos son buenas noticias para Bolivia, son sinónimo de un avance importante en el tema de las exportaciones y de la industrialización, que hoy en día se pregona a todos los vientos. De hecho cuando se presentó este informe de UDAPE el vicepresidente Alvaro Garcia Linera resalto la importancia del mercado estadounidense para Bolivia y reafirmo su apoyo a la globalización aduciendo que la globalización es algo que viene desde Marx y la premisa es avanzar hacia una acuerdo justo con EE.UU.

Pues bien, quedan 6 meses para desarrollar una propuesta de ACJ que pueda ser negociada con EE.UU. La lógica económica me hace pensar que un ACJ debería ser muy similar a un TLC en la base teórica que lo sustente y la única diferencia debería ser los productos y los plazos que se vayan a negociar. No me imagino un documento cargado de ideologías políticas, a pesar de ser la costumbre de este gobierno (ver la Ley de Educación o la Plan Nacional de Desarrollo), si es que se quieren lograr algo.

Serán 6 meses donde veremos la capacidad del equipo económico de consolidar un mercado tremendamente importante para Bolivia y demostrar a la población de que el boom económico en que vivimos no es producto de la casualidad o del contexto externo, sino de las adecuadas decisiones económicas que se toman como nación.

Ojalá el equipo económico sea consecuente con las palabras del vicepresidente y no con las barbaridades que dijo Hugo Chavez en la Cumbre Sudamericana donde satanizo a la globalización o con el discurso antiglobalizador del ministro de educación. Por último como dijo el Presidente de Colombia Álvaro Uribe en un seminario: “Las generaciones pierden el tiempo y los países pierden generaciones por debates ideológicos bizantinos”. Seamos pragmáticos y que en 6 meses aprobemos el examen por el bien de Bolivia.

Cegados por la Luz

Queda comprobando que ni siquiera la libertad es un valor que puede imponerse por la fuerza, algo que le tomó cinco años a George Bush entender. Al igual que nuestro propio presidente, peca Bush de un idealismo irresponsable – una estrategia fallida para ambos – y vemos cómo su ánimo de obligar valores en el Medio Oriente es un proyecto mal concebido, cuyas consecuencias hoy el mundo entero debe sufrir. Y es que el mundo ya no es el mismo que permitía imponer verdades mediante el ejercicio de la simple fuerza bruta. En esta nueva era de tecnología de la información, de una conciencia expandida e interdependencia, corremos el riesgo de sabotear el sistema y rendirlo ante el caos, a menos que entendamos que los procesos y metodologías utilizadas son iguales - o más importantes - que el mismísimo objetivo.

El ideal de la libertad y la democracia alimentaron la voluntad norteamericana durante la Guerra Fría, y la caída del muro de Berlín, la implosión del imperio soviético y del Pacto de Varsovia, llevó a su gobierno ha suponer que iguales resultados podrían ser logrados en Irak, si tan solo se perseveraba en la intención de hacer a su pueblo entender que ahora – sin la dictadura de Saddam – podrían crear las instituciones y el sistema político bajo el cual forjar la anhelada paz y prosperidad. Todo lo contrario ha resultado de la aplicación de una lógica lineal, que supone que los individuos regulan su conducta bajo matrices de utilidad racionales, o por lo menos según es definida dicha racionalidad por quienes pretenden aplicar un orden-a-su-medida.

En Bolivia es demasiado evidente la necesidad de enmendar el sistema, y de transformarlo de manera que sea más justo, inclusivo y equitativo. Son demasiadas las injusticias cometidas, y la arrogancia de la clase que gobernó el país durante toda su historia moderna parece no apaciguarse incluso ante la imperdible evidencia que el momento del cambio ha llegado, por fin. Pero es precisamente esta verdad, esta evidencia, este imperativo histórico el que resulta ser nuestro peor enemigo. Pocas cosas son tan peligrosas como un mandato divino, una causa mesiánica, un destino manifiesto que debe cumplirse incluso al precio de quemar las naves y obligarse así a conquistar súbditos en tierras ajenas, como dice el mito lo hizo en su momento Hernán Cortes.

En este año que termina fuimos testigos de la irracionalidad en una lógica de “consecuencias inevitables”. El gobierno entendía su mandato como consecuencia de fuerzas históricas irreversibles, y por ende perdió la voluntad de negociar con sus adversarios, debido que estos ya perdieron, irrefutablemente. Pero ni la imbatible maquinaria de guerra norteamericana logró doblegar en Irak la insensatez sectorial de un pueblo perdido entre los demonios que han forjado a golpe de fundamentalismos étnico-religiosos, ni las masas arengadas para que arremetan violentamente contra la resistencia civil logró doblegar la voluntad social que se respeten las reglas de juego que fueron aquí convenidas. Las dos lógicas y realidades pueden ser muy diferentes, pero la imposición es imposición igual.

Navegamos – por un lado - en la abstracción de lo que puede suceder si un partido se confiere a sí mismo poderes divinos para plasmar su ideología en la nueva constitución. Por el otro, hay temor en el poder implícito de veto que representa el que una minoría pueda oponerse al cambio. Ambas partes tienen razones válidas para temer el poder del otro. Ahora la concertación parece vencer el ánimo de confrontación, y parece que se van a respetar los debidos procesos, y que el gobierno no se dejará cegar por sus objetivos, por muy justos que sean. El bastón de mando siempre otorgó poderes especiales para ignorar la complejidad en múltiples realidades. La sociedad ahora espera que los cambios incluyan una transformación de esa mentalidad. El preacuerdo sobre los dos tercios ofrece esperanza que por fin saldremos del impasse político, y que Bolivia podrá aprovechar un contexto inmejorable para consolidar su estabilidad política y avanzar su anhelada prosperidad.

Flavio Machicado Teran

Tuesday, December 05, 2006

Una Teleton para Bolivia

Como todos los años (excepto los años de elecciones) el pasado viernes y sábado se realizo en Chile la denominada Teleton que es una cruzada a la cual se suman todos los medios de comunicación para recolectar fondos y así ayudar a las personas discapacitadas. En realidad la Teleton es una fundación dirigida por Mario Kreutzberger (Don Francisco) que se maneja muy bien y los recursos que recolectan en las 27 horas que dura el evento sirven para financiar las actividades de dicha fundación.

Mas que el objetivo, por demás valioso, que es el de ayudar a las personas discapacitadas, esta el hecho de que una manifestación como estas une a los habitantes de un país en torno de una causa común. Políticos, técnicos, militares, científicos, empresarios y ciudadanos comunes se reúnen por un mismo objetivo y en base a la solidaridad construyen lazos sociales que permiten pensar en un país que avanza de manera conjunta y con objetivos comunes.

Si algo le tenemos que agradecer al gobierno del MAS es justamente lo contrario, en base a un discurso soberbio, burlesco, humillante, a veces hasta degradante, lo único que están consiguiendo es desunir cada vez más a los bolivianos. Y eso es grave porque nos estamos convirtiendo en un país plurinacional a la mala, formado por naciones contrapuestas unas con otras y que a nombre de la dignidad, todas son enemigas de todas.

Por eso se hace necesario hacer una Teleton para luchar contra la discapacidad política que hace a unos ver enemigos políticos en todas partes y a los otros caminar a tropezones y ser inválidos en cuestión de propuestas inteligentes.

Pero mas aún necesitamos una Teleton para unirnos como bolivianos y bolivianas que somos y queremos un país que se pueda llamar así porque su gente se considera de una misma nación. Necesitamos ese baño de sensibilidad y confraternidad, donde avancemos unidos hacia un objetivo común y no desunidos por objetivos de poder de una oligarquía pseudo-indigena.

Disparar No es Fácil

La estabilidad es prioridad para cualquier Estado, y debe mantenerse aun al precio de derramar sangre. Fue esa lógica la que llevó a Goni a dar – presuntamente – las órdenes para abrir fuego contra su pueblo, y polarizar así una sociedad ahora tanto sedienta de justicia, como de venganza. El hecho que la violencia haya sido mal utilizada, sin embargo, no debe ser un antecedente que elimine por siempre la posibilidad de ejercer su monopolio, debido a que un Estado sin esa prerrogativa es como un policía cuya autoridad es despreciada por andar desarmado.

El poder del Estado debe respetarse, debido a que representa – presuntamente – la voluntad de la sociedad, y como tal es superior al capricho personal, y debe ser defendido de la inclinación humana de abusar de la ley, o burlar el orden establecido. El orden consensuado por nuestro pueblo ahora es –presuntamente - la democracia, y es precisamente ese orden el que el gobierno se siente en la obligación de defender. Para hacerlo, sin embargo, estira la mano a un país vecino, debido a que presiente que por si solo, no lo podrá lograr.

En 1956 una protesta estudiantil puso en peligro al orden en Hungría. Un movimiento popular decidió acabar con el gobierno neo-estalinista, y tomó el poder a la fuerza, prometiendo llevar a cabo elecciones libres y democráticas. El 4 de noviembre, sin embargo, el ejercito soviético entró en Budapest, matando miles de civiles y restaurando el orden establecido. Durante más de treinta años la discusión pública de estos sucesos fue prohibida, y difícilmente podremos determinar si era menos del 47% de la población la que apoyó la revolución de 1956. Lo que sí podemos asegurar es que fue más fácil para las tropas soviéticas disparar contra el pueblo húngaro, debido a que estaban matando a extraños, y no así a sus propios hermanos.

La anterior aseveración no resuelve el por qué en Octubre negro algunos militares se sintieron en la necesidad de obedecer ordenes de disparar. Tal vez sintieron que cumplían con su obligación de defender el orden establecido, o tal vez simplemente no fueron capaces de superar el adoctrinamiento que los lleva a ciegamente obedecer. Tampoco resuelve el interrogante si – en representación del pueblo – una fracción de la población tenía el derecho de poner en peligro sus vidas y la de los demás. En un país donde las urnas, los bloqueos y el permanente chantaje político son mecanismos democráticos intercambiables, es un principio difícil de establecer. Además, hablar de principios a esta altura es caer en una inocencia intolerable.

Lo que sí queda claro es que se pretende redefinir lo que quiere decir convivir en democracia, y sobre todo cómo se establecerá el nuevo orden, y cómo se lo habrá de proteger. El acuerdo militar firmado entre Venezuela y Bolivia parece tener una cláusula que permite la intervención de tropas venezolanas para defenderlo. Creo que el gobierno no solo está en su derecho de defender el orden – por muy arbitraria que sea su definición – sino que hace bien al evitar que sean bolivianos los que tengan que disparar nuevamente contra sus hermanos en caso que el día de mañana decidamos nuevamente no soportar las imposiciones de un mandatario endiosado en su poder, y que arbitrariamente pretende ignorar los derechos de una minoría de menos del 47%, que en principio son los mismos derechos de toda una nación.

Flavio Machicado Teran