Friday, October 20, 2006

Felicidades La Paz


Felicidades a todos los nacidos en esta hermosa ciudad
Que viva La Paz !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Buenas noticias…hasta por ahí

Hoy todos los diarios de Bolivia destacan el “histórico” acuerdo entre Bolivia y Argentina para la venta de gas durante los próximos 20 años. Evidentemente desde un punto de vista político ha sido una gran jugada por parte del gobierno para levantar las expectativas que estaban en caída con respecto a la nacionalización: Se ha mostrado este negocio como algo fomentado por el Estado y como lo dijo el mismo presidente con un contrato público de cara al pueblo. Tanto así que hasta la oposición ha aplaudido dicho acuerdo.

He estado buscando opinión de especialistas en el tema y no he encontrado algo claro y preciso, talvez porque recién se están haciendo los análisis. Sin embargo hay algunos puntos que vale la pena mencionarlos y meditarlos. Yo no puedo hacer un análisis más profundo porque no soy especialista en el tema de hidrocarburos, pero un poco de intuición económica me hace pensar en lo siguiente:

1) Lo que se ha hecho ayer es firmar un acuerdo entre Estados con un evento donde han participado los presidentes de Bolivia y Argentina. Algo similar ocurrió años atrás entre los presidentes de Bolivia y Brasil, pero con una leve diferencia que radica en que iban a ser empresas privadas las que iban (y así fue) a hacerse cargo del negocio. Ayer aparentemente por las declaraciones del presidente de Argentina, serán empresas estatales las que se encarguen del negocio (YPFB y ENARSA). La pregunta que surge es: ¿Tienen estas empresas la capacidad económica de hacerse cargo del negocio?

2) Si en definitiva este es un negocio entre Estados, donde ENARSA va a hacer la gran parte de las inversiones. La dueña de las mismas va a ser la empresa Argentina o mejor dicho el Estado Argentino. Geopolíticamente eso puede ser muy peligroso, pues un Estado va a tener posesiones en otro.

3) ¿Si una empresa estatal va a estar operando en Bolivia, cuales van a ser los mecanismos de regulación de la misma? Si a esto se le añade la poca seriedad del Estado Argentino para cumplir compromisos (ejemplo: suministro de gas a Chile), realmente me hace pensar que estamos haciendo negocio con el chico malo del vecindario.

4) Si los bolivianos estamos felices, les aseguro que mucho más felices están los chilenos, pues Argentina ya no les va a poder decir que no tiene gas para venderles. Eso de las cláusulas que tienen los contratos que impiden la reventa a Chile son macanas, Argentina vende gas a Chile e incluso le traspasa los mismos precios. Pero, bueno ahora recién para el año 2026 habrá que ver si les podemos vender gas de manera directa a los chilenos.

Hace un par de años, un amigo que trabaja en Petrobras me decía que todo lo que uno aprende en las clases de economía, generalmente no se aplica al tema de los hidrocarburos, pues la geopolítica del negocio hace que se den cosas inverosímiles y además que existan actores que uno ni siquiera se imagina que podrían estar involucrados. No se si además de Bolivia y Argentina hay otros países involucrados en este negocio y no se si la reflexión que he hecho sea valida. Pero bueno, el tiempo lo dirá.

Atajo a la Riqueza

La desnutrición, incapacidad y paranoia jamás habían estado tan ligadas en los anales de nuestra nación. Sería una descortesía al vocablo “historia”, sin embargo, darle esa jerarquía a comentarios que, al se pronunciados por autoridades, forman parte de lo que alguna vez aquí sucedió. Pero sucedió. Somos testigos de cómo el señor Cansio Mamani, con palabras poco reflexivas, ha llevado la estrategia de victimizar al pueblo a un extremo indefendible, al intentar exculpar una mala gestión a la desnutrición que sufren los niños en la región andina. Pero palidece el abuso de esa estrategia política al lado de la acusación del señor Presidente, quien culpa al Prefecto de Santa Cruz de estar detrás de un “anónimo” complot para asesinarlo.

La estrategia de la victima – al igual que la de crear un enemigo – son estrategias políticas indudablemente efectivas, e incluso necesarias. Son particularmente necesarias cuando existe de parte de los poderosos capacidad de excluir a los pobres del ejercicio del poder. En este sentido, toda nación que valore su estabilidad y equilibrio social, ultimará esfuerzos para que cada vez existan menos pobres, y para que sean integrados en la administración del Estado. Para ello, y por diseño, el poder político no puede ser absoluto, y debe dar lugar a una oposición “dialéctica” (para que me entiendan). En cuanto a “cómo” lograr este objetivo, podemos tener diferencias conceptuales muy profundas, pero el adueñarse de dicho objetivo me parece el pilar fundamental de la demagogia y absolutismo ideológico. Sin embargo, se adueña del escenario política la retórica – por demás efectiva – que “únicamente nosotros defendemos a los pobres, y por ende solo nosotros tenemos derecho de definir cómo hacerlo”.

Lo más triste es que, al igual que otros países ignoran lo que sucede en Bolivia, los bolivianos ignoramos lo que sucede en otros países. Lo que sucede en otros países es que la pobreza está siendo eliminada creando riqueza, y la riqueza está siendo generada creando mercados, y los mercados están siendo creados implementando seguridad jurídica, que no es otra cosa que la protección de la propiedad privada. Si. Lo dije. Propiedad privada. Pero resulta que hemos ingresado a la “Confederación de Macondo”, donde el monopolio de cómo crear riqueza y una más justa distribución de la riqueza le pertenece al socialismo.

No entiendo qué tan alienado me encuentro, o que tan grande es la capacidad de CNN de indoctrinar mi visión del mundo, pero me cuesta encontrar experiencias en el mundo de un socialismo exitoso. Los casos que existen son de naciones europeas que manejan una economía mixta, con seguridad jurídica y propiedad privada. Pero ese no es el debate aquí. El debate es que parece ser que – para avanzar “mi manera” de crear riqueza (aun por descubrirse) - debo asesinar la “otra manera” de crear riqueza. Si para ello debo utilizar ancestrales estrategias de ser victima del enemigo, en lugar de argumentos y procesos deliberativos, que así sea.

El pueblo cubano es victima de un bloqueo, y eso ha permitido a Fidel gobernar su vida entera. Chávez fue victima de un golpe de Estado, y ahora es el paladín de los pueblos victimas del imperialismo. No se puede negar que ambos han jugado muy bien sus cartas, y ambos han logrado capturar la imaginación y la sensibilidad política de muchas personas en todo el planeta. Supongamos – si tan solo con el propósito de llevar a cabo un ejercicio intelectual - que Bolivia necesita asesinar “la otra manera “ de crear riqueza, en nombre de una justicia que pretende reducirnos a todos a un común denominador. Aun si ello fuese cierto, la estrategia de “soy victima” debe ser mejor ejecutada. Es decir, por lo menos eso hagan bien. Los asesores “internacionales” tal vez estén embutiendo dicha estrategia, porque les funcionó bien en su país de origen. Pero Bolivia parece ser inmune a estrategias importadas, que no son la solución. Así que, no se dejen confundir, busquen el fondo y la razón. Recuerden, ya dejaron de ser las victimas, ahora tienen el poder político y la responsabilidad de gobernar esta nación.

Flavio Machicado Teran

Monday, October 16, 2006

Qué significa?

Ya estamos en el décimo mes del año, ya se han anunciado los premios Nobel y uno se pregunta: qué contribución habremos hecho los bolivianos a este mundo. En definitiva creo que hemos contribuido y estamos contribuyendo con dar nuevos significados a ciertos conceptos. Veamos algunos ejemplos:

Originario: Relativo al origen, en términos matemáticos podríamos pensar en el punto 0 del eje cartesiano, pero en realidad no es el período 0, sino un periodo t cualquiera (mejor dicho 2006-2007) donde vamos a re-fundar el país y por que la palabra es sugestiva con los movimientos indígenas originarios, le vamos a llamar así.

Antiglobalizador: Lo contrario de globalizarse. En Bolivia significa crear un sistema económico que nos permita integrarnos a la modernidad y es mas que sea un ejemplo para el mundo.

Concretamente me quiero referir (una vez más) al tema de la nacionalización y concretamente a la nacionalización de la minería. Cuando se habla de la nacionalización, uno entiende que significa transferir algo que esta en manos privadas extranjeras al Estado que representa a la nación. Es decir convertir algo que no era nacional, en nacional (dicho a grandes rasgos)

Pues bien en el tema de los hidrocarburos se entiende que existe una intención de transferir parte del negocio petrolero que ahora esta en manos de empresas transnacionales, al Estado. Por lo menos se espera una nacionalización de la producción, donde sea el Estado quien defina precios y volúmenes de producción. Con respecto a la minería no entiendo a que se refieren con respecto a la nacionalización. De hecho y sale en otro artículo que la inversión privada extranjera no se va a tocar, es decir proyectos como el de San Cristobal no van a ser afectados y es mas tenemos el proyecto del Mutún que esta a punto de ser adjudicado a una empresa transnacional (Jindall Steel).

Entonces que se entiende por nacionalización de la minería. Aparentemente significa eliminar por decreto a las cooperativas e integrar a esos mineros a la fuerza laboral de la Comibol. Vaya que interesante idea, con un decreto se pretende incorporar a 60.000 trabajadores privados al sector público. Me imagino que la fuente de inspiración de esta brillante idea es la propia relocalización del Gobierno de Paz Estensoro que con un decreto logró relocalizar a cientos de mineros. Seguramente por lógica si con un decreto se logro relocalizar a trabajadores, con otro se los debería poder re-relocalizar.

La verdad que no tiene sentido lo que se esta pretendiendo hacer, a no ser que yo no tenga una información adecuada. Pero, tal como están las cosas me da la impresión de que en pocas palabras lo que se esta queriendo hacer es transferir trabajadores del sector privado al sector público de manera “gratuita” y eso obviamente en economía no funciona. No basta con un decreto, se necesitan crear condiciones favorables a nivel de la empresa pública (en este caso COMIBOL) para que los mineros voluntariamente estén dispuestos a emplearse en el sector público en vez de pertenecer al sector privado.

No se trata de otra cosa que generar incentivos y hacer empresa, conceptos totalmente opuestos a lo que típicamente se entendería por nacionalización. Pero que incentivos se pueden generar en un sector público que por definición es ineficiente cuando se trata de armar empresas? Si a eso se le suma la nula capacidad de invertir, realmente la propuesta de nacionalización de las minas suena a un slogan populista y nada mas.

Lo que se debe hacer es de una vez por todas generar incentivos que permitan la inversión privada en minería y mi intuición me hace pensar que eso no debería ser difícil en la actual situación en que se tiene un contexto externo extremadamente favorable a nivel de precios de los minerales. Con los precios actuales y el gran mercado Chino capaz de absorber cualquier mineral, seguro que existen no uno, sino varios potenciales interesados en invertir en minería en Bolivia. Pero, obviamente las condiciones internas resumidas en la incertidumbre existente hacen que no podamos aprovechar esta inmejorable situación.

Dejemos de usar slogans populistas con palabras que la gente quiere escuchar (o a estas alturas yo creo que quería escuchar, porque ya hay un cansancio visible en la pobalción) y comencemos a decir las cosas de manera coherente. No se necesita nacionalizar las minas, se necesita crear empresas mineras capaces de transformar nuestra minaría de hace 50 años en una minería moderna, con capacidad de generar empleos fijos y bien remunerados. Se necesita una minería que sea capaz de organizar a estas empresas privadas pequeñas que son las cooperativas en empresas grandes. En fin creo que se pueden hacer cosas muy interesantes, pero en base a propuestas coherentes y con visión empresarial y no populista-electoral.

Salvar a la Humanidad

El 12 de octubre ha sido nombrado “Día de la Liberación”, y en ese día el presidente de la República públicamente ha pedido mi sugerencia. Ante la noble misión que envuelve a nuestro mandatario, no puedo negar ser instrumento también del insospechado destino de nuestra nación: liberar a toda la humanidad. El propósito va más allá de negarles - al reducir la migración boliviana mediante políticas de intercambio comercial - nuestra mano de obra a Europa y a EEUU. El propósito es mayor, e incluye restablecer el equilibrio ecológico, liberando así a la Pacha Mama Grande de la salvaje codicia y arrogancia de sus hijos.

El mundo occidental, y las potencias que sustentan su cosmovisión, han encontrado en el fundamentalismo islámico una excelente excusa para atropellar los derechos humanos, satanizar a la prensa (Bob Woodward), y crear una psicosis del “enemigo” que les permite justificar estrategias para mantener hegemonía política sobre el planeta. Una de las estrategias del fundamentalismo es precisamente crear un enemigo, porque cuando la gente vive con miedo, es más fácil imponerles una verdad absoluta, y deslegitimar su derecho a expresar su oposición. En este sentido, pareciera que Bush entiende que hay que pelear fuego con fuego, y en nombre de combatir al fundamentalismo, él es un fundamentalista también.

El problema es que somos incapaces de entender la realidad en otros términos que no sean los nuestros. Pero la realidad es mucho más compleja de lo que podemos observar desde nuestra prejuiciada perspectiva. De esta manera, Bush nunca entendió a los iraquíes, ni entiende las razones, miedos, y esperanzas de palestinos, libaneses, chinos o bolivianos. Se aferra, al igual que el resto de la humanidad, a su verdad, y desprecia la “otroidad” - la posibilidad que la “verdad” del otro sea también legítima.

El mundo entero ve con preocupación que – en nombre de la democracia – se juzgue a las personas por lo que son (fundamentalistas islámicos), y no por lo que han hecho. Pero cuando se empieza a utilizar el miedo para justificar el aplastar a la oposición y restarle su derecho de defender su verdad, se está siendo igualmente terrorista. Usted, Señor presidente, tiene la autoridad moral a nivel mundial para hacer un llamado para que el Occidente deje de utilizar metodologías maniqueas y se desarrolle la capacidad de entender al mundo en su hermosa complejidad.

Usted habla de “justas ganancias” para quienes asumen riesgos de inversión. Esa es una excelente señal, y demuestra que usted entiende la necesidad de crear incentivos para la inversión en nuestro país. Sin embargo, luego ataca al capitalismo, como si fuese algo reducible a una esencia maléfica. Las palabras no pueden enunciarse a la ligera, y lo que usted dice impacta la manera como los demás entendemos la realidad. Por ende, si usted intenta satanizar al libre mercado, está siendo fundamentalista, y está enviando señal mezcladas, que permiten reducir todo a una verdad absoluta, pero incompleta. Otro ejemplo: en Televisión Boliviana “explicaron” los “verdaderos motivos” detrás de los sindicalistas que tienen diferencias políticas con el gobierno, mostrando su foto y su correspondiente afiliación partidaria. Es decir, se los juzga por lo que son (tronquistas, comunistas podemistas), y no por lo que dicen o hacen. En la Asamblea Constituyente el mejor argumento es “mentarle” al abuelo a la oposición, y juzgarlos por lo que hicieron sus antepasados. Una vez más, es juzgar por lo que uno es, y no por lo que uno hace, cree, o piensa.

Su propósito de salvar a la humanidad del fundamentalismo occidental, Señor presidente, es noble y necesario. Necesitamos del equilibrio. Pero si realmente desea ayudar al mundo, sugiero que empiece ayudando a su propio pueblo, manteniendo la credibilidad de su investidura, sin contradicciones, dándonos a todos el ejemplo de una posición que intenta entender al otro - y las otras realidades - en su complejidad, y no así bajo la perspectiva miope del prejuicio. Sugiero - con mucho respeto - ayude a derrotar una mala metodología, dando el ejemplo al mundo entero.

Flavio Machicado Terán

Friday, October 06, 2006

Huanuni under attack

This sequence of pictures is not from Irak. Those are from Huanuni (Bolivia).

Images

Thursday, October 05, 2006

Which color for this October?

What is happening at this time in Huanuni is extremely serious. Erbol states a preliminary report of 10 people who died and about 70 who were injured. The conflict began at 10:30 in the morning and the government sent just a commission to the site at 20:30 in the afternoon. This commission can not accede to the site, because the situation is really incontrollable.

The Vice-President appeared in Television (Why the president did not appeared?) and said that it was an economic conflict of who leads the mine (Bolivia’s richest tin mine). Who cares about that? The main point is that people are dying, and not only men also women.

A deputy of the MAS said that it was the fault of previous governments. If people has voted for MAS is precisely, because they expected this government to fix the “bad” things that previous governments did. What is the result in 10 months of government….exactly the same s….

What can we expect? I do not know, but the Central Obrera Boliviana (COB) is angry because the Cooperativistas had the support of the Government. On Monday, the transport sector is going to stop. And as in the Far West it is possible that the two mine sectors (Cooperativistas and Asalariados) will continue fighting.

The government does not know what to do, and has lost the control of this and other situations. Anyway, if October 2003 was called Black October, because of the people who died in El Alto, what color are we going to give to this October 2006.

Ineficiencias Metafóricas

Toda actividad social requiere cierta interacción y comunicación, y para ello poseemos una de las armas más poderosas: el lenguaje. Después de cientos de miles de años de evolución, el ser humano ha perfeccionado su herramienta más preciada, la capacidad de conceptualizar el mundo mediante sonidos y correspondientes representaciones escritas. Diferentes símbolos nos permite desarrollar complejas fórmulas que conducen a avances científicos, y también nos permite elevar mediante la música una oración al cielo, o acceder a los sentimientos y pensamientos que proyectan nuestros semejantes sobre hojas de papel.

En este sentido, existe una barrea a la hora de crear igualdad de condiciones para todos los ciudadanos, particularmente a la hora de entender y ejercer nuestros derechos. La barrera es el analfabetismo, debido a que quienes no pueden leer y escribir están limitados en cuanto al ejercicio de sus libertades y desarrollo de sus potencialidades. La educación es un derecho inalienable, y todo ciudadano debería tener acceso a ella, para así contar con las herramientas que le permitan competir en igualdad de condiciones con los demás.

Esta igualdad también se ve afectada cuando el individuo es discriminado debido a su etnia, orientación sexual, religión o su inocultable estronguismo. Afortunadamente vivimos el principio del final de la discriminación en Bolivia, y hemos elegido un gobierno que ha colocado muy alto en su agenda el noble propósito de eliminarla. Lamentablemente, el propósito parece deambular en abstracciones ideológicas, en lugar de aterrizar medidas cuyo objetivo sea crear igualdad de oportunidades para todos los bolivianos. Lo preocupante es que la visión de justicia que avanza la actual administración parece ignorar el precepto básico de optimizar el uso de nuestro recurso más valioso.

Para empezar, el Vicepresidente García Linera ha condenado a todo joven estudiante a no ser igual de eficiente que un japonés o francés, porque – según el - Bolivia está determinada históricamente a seguir un camino “pastoral” en su desarrollo. Olvídense de fábricas e industrias contaminantes. Aparentemente hemos sido bendecidos por los dioses, y nuestro desarrollo será originario y artesanal, sin el egoísmo ni jerarquías que se indoctrina en los sistemas educativos que sustentan el “modelo industrial”. Y aunque la síntesis que propone García Lineras entre las practicas y conocimientos indígenas agrícolas e indígenas urbanas, mestizas, modernistas e industriales, me suena a una lista esotérica de buenas lucubraciones, en lo que estoy completamente de acuerdo es en la necesidad de descolonizar la historia, elevar la autoestima del pueblo, y empezar a hablar de personajes indígenas, como lo fue el Presidente Juan Lero.

Representa, sin embargo, un mal uso de recursos, el establecer como condición para todo funcionario público paceño el que hable aymará. Indudablemente, toda dependencia del Estado debe tener funcionarios que hablen aymará, para garantizar que todo ciudadano reciba el mismo trato y atención, al margen de su idioma materno. Es decir, para ofrecer a todos el mismo trato y servicio, solo basta tener una o dos ventanillas atendidas por aymará parlantes. Pero invertir cientos de miles de horas para que todos aprendan este idioma, en lugar de satisfacer eficientemente la condición de “no discriminar”, es simplemente un mal uso del tiempo de los funcionarios públicos, e irónicamente, una nueva manera de discriminar.

El lenguaje de la eficiencia maneja conceptos como ser reducir costos de transacción, optimizar el uso de recursos y eliminar redundancias. Pero como García Lineras profetiza que nunca seremos una sociedad moderna ni competitiva, por ende no necesitamos hablar éste idioma. Queda la esperanza que esté siendo metafórico, y sus alegorías no sean compartidas por los ministros de Hacienda y Planificación. Pero si nuestro sistema educativo discrimina al lenguaje económico, en nombre de la superioridad del lenguaje de la reivindicación, parece que sus quimeras románticas de la era renacentista se nos harán a todos realidad.

Flavio Machicado Terán

Monday, October 02, 2006

Teorizando un Poco sobre la Asamblea Constituyente

This article has been published in the Monday Morning Development Newsletter

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Poder de Uno, Pobreza del Otro

El evento es un acto cívico, y las multitudes se aglomeran al paso de las autoridades electas gritando, “¡Autonomía, autonomía!”. La manifestación es pacífica y democrática, pero no queda claro exactamente qué se defiende con dicha afirmación. Antes de que por el anterior enunciado asuman un centralismo de mi parte, por favor hagan a un lado el juicio rápido, y presten atención. Cuando una nación se polariza en etnias, regiones, lenguas o diferencias religiosas, no hay manera fácil de solventar dicha segmentación. En cambio, si las diferencias son ideológicas, entonces existe mayor probabilidad de lograr un acuerdo pactado que permita amalgamar las diferentes visiones de cómo lograr el bien común. Cuando las diferencias son conceptuales y mediadas por procesos democráticos, ellas se hacen cada vez menores, las partes tienen el incentivo de que podrán algún día alternar el poder, y el país puede marchar hacia delante.

Quienes gritan “¡autonomía!”, no pueden gritar “¡seguridad jurídica!”, porque sonaría ridículo. No obstante, sería interesante realizar una encuesta para determinar qué porcentaje de los autonomistas creen también en el capitalismo. Pero como la palabra “capitalismo” se ha convertido en vocabulario de Satanás, quienes la pronuncien seguramente temerán quemarse en el fuego eterno, o por lo menos en la política nacional. Por ende, el “poder” al que me refiero, es el poder de la palabra, de reducir la política a consignas y banderas que nos permite asumir una posición de inmediato, sin reflexionar sobre su desinformación o falta de análisis. “¿Capitalismo?”. La respuesta no se hace esperar, “¡Que muera!”. Lo curioso es que ni el socialismo necesariamente necesita ser centralista o autoritario, ni el capitalismo necesariamente es incompatible con crear condiciones de igualdad de derechos y oportunidades. De hecho, uno de sus preceptos básicos del liberalismo es terminar con el racismo y la discriminación, porque aumenta la productividad (¡malditos egoístas!).

Si la palabra tiene el poder, ¿dónde está la pobreza? La pobreza se encuentra en nuestra incapacidad analítica de entender el mundo en tonos de gris, en lugar de blanco y negro. La pobreza es la incapacidad generalizada de definir exactamente de qué estamos discutiendo, y por lo menos presentar un esbozo de la posición ideológica que cada parte defiende, más allá de consignas vacías que manifiestan ya sea regionalismo o resentimiento social. La pobreza es la de nuestra cosmología política, que carece de ideas, y en la cual solo existen compañeros de lucha, o el enemigo mortal.

Si bien la creación de mercados es la mejor manera de garantizar nuestra verdadera autonomía nacional, tal vez ahora nuestra mejor opción consista en permitir que Chávez invierta en Bolivia el capital que habrá de provenir de su Proyecto Magna Reserva. Porque aunque todos claman libertad y dignidad para los pueblos, la ironía es que la opción parece ser entre firmemente oponernos – a un alto costo - a supeditar el modelo de desarrollo a la dadivosidad venezolana, o mansamente permitir ser el “país modelo” de la reivindicación chavista. Lamentablemente, la anterior clase gobernante nunca intentó realmente desarrollar el modelo liberal – que implica también desarrollar el capital humano - y prefirió lucrar de su poder político, con negociados y prebendalismo. Ahora que se les acabo la mamadera, se convierten en tímidos paladines de los derechos y libertades individuales, y de la igualdad de oportunidades, preceptos liberales que otrora jamás tomaron en serio.

En consecuencia, si nuestro desarrollo queda supeditado a ser la “imagen” del movimiento “anti-capitalista” encabezado por Chávez y Fidel, ese no será el mayor castigo. El mayor castigo será estancarnos en un impase que profundice nuestra miseria. Porque tal vez sea mejor usufructuar de las ganancias venezolanas logradas por el magno proyecto en el Orinoco, que caer en la pobreza que nace de nuestra incapacidad de delinear las bases ideológicas de nuestro nuevo Pacto Social. Somos prisioneros del poder de las consignas y palabras. Por ende, en lugar de avanzar propuestas específicas y definir su visión de país, las partes subordinan sus estrategias políticas a gritos de “¡mayoría!” o “¡autonomía!”, sin darse la molestia de presentarnos un planteamiento concreto. Estamos acostumbrados a lo facilito, a depender o usufructuar de otros, a no pensarla demasiado, y parece que así no más tendremos que sobrevivir como nación.

Flavio Machicado Terán