Leyendo el último post de mi primo en el blog “desquiciadamente” me entero que Chile había ofrecido el 2003 una especie de enclave marítimo a Bolivia para poder exportar el gas a los EEUU. Todos sabemos que uno de los argumentos que se uso para derrocar a Gonzalo Sánchez de Lozada fue precisamente que éste caballero quería sacar el gas por el país que usufructo nuestro litoral. Resulta que ayer en un articulo de la Razón el propio presidente Morales reconoce que entre las posibles soluciones al problema marítimo esta la de tener un enclave.
No me extraña que se cambie de discurso y ahora se reconozca que un enclave es una solución factible para Bolivia y hasta incluso se le pueda vender gas a Chile, al final el objetivo no es recuperar el mar (que todos sabemos que es imposible al menos de manera soberana) sino tener una salida al mar como sea, con tal de ganar popularidad. El enclave siempre me pareció una buena idea, el punto es que Chile seguro querrá un enclave en la Amazonia también, será que Evo se anima a ceder un enclave en Santa Cruz o Beni?
Hablando de Chile este año tenemos en común que ambos países tendrán elecciones presidenciales. Aquí se puede ver porque Chile es un país serio y Bolivia no. En Chile ya han empezado los debates para definir los candidatos que irán a la competencia. Algo que Chile aprendió de la dictadura es que no puede haber 50 candidatos, sino 2 y que estos además salgan de un proceso de elecciones primarias.
En Bolivia por el contrario se quiere aprobar una Ley Electoral a todas luces incompatible con los axiomas básicos de la democracia, donde hay votos que valen más que otros, se tiene un ataque explicito a posibles candidatos (ejemplo Andrés Rojas) y por otro lado se tiene una oposición que al parecer irá con varios candidatos. Otra vez una papeleta multicolor y multisigno. Si a eso le sumamos que seguramente otra vez el señor Morales Ayma no querrá ir a ningún debate, definitivamente podemos concluir que mientras en un país se afianza la democracia en el nuestro se destruye la misma, pero …no se por qué no me extraña, es mas era previsible.
Tuesday, March 31, 2009
Nihilismo Económico
Por su inmoral y decadente predisposición a estimular la demanda agregada, John Maynard Keynes es acusado de nihilismo económico. “… [D]urante cien años debemos fingir que lo justo es malo y que lo malo es justo... La avaricia, la usura y la previsión han de ser nuestros dioses..." Con esas palabras Keynes propuso salir del túnel de la crisis económica creando en el seno de nuestro ser apetitos insaciables. La formula resultó ser sencilla y efectiva: el gobierno debía crear trabajos, aunque sea cavando huecos y volviéndolos a tapar. El objetivo no era sólo crear trabajos, sino estimular el consumo. Gracias a que la tecnología de 1930 permitía una comunicación masiva, las grandes masas (con dinero en el bolsillo) fueron inducidas a salir al mercado y comprar, comprar, comprar. La guerra ideológica de la Guerra Fría fue ganada generando las conocidas dinámicas del consumismo. Historia antigua (bostezo).
Dos guerras mundiales fueron lanzadas el siglo pasado para llenar el gran vacío de poder en Occidente. Luego se suscitó una pugna por hegemonía geopolítica, apuntándose mutuamente con armas de destrucción masiva. Si bien el consumismo sepultó en “stuff” el avance comunista de Moscú, el socialismo una vez más está de moda y su marca favorita es “Obama”. La batalla del siglo XXI es diferente, porque el vacío es mental. El conflicto es sobre ideas, sobre todo por aquellas que funcionan. Curioso que la herramienta de comunicación masiva utilizada para avanzar el nuevo nihilismo económico es la misma: el radio. En la era del Internet, es del radio que emerge el enemigo mortal de Keynes y Obama. La voz pertenece al trágicamente cómico comentarista conservador Rush Limbaugh, líder de facto del partido Republicano.
Un vacío político naturalmente sucede cuando una generación pasa la batuta. Gracias a la burlona e inmensa figura de “Rush”, para llenar ese vacío se ha desatado una guerra civil en la derecha norteamericana. Se suponía que las nuevas caras del partido Republicano pertenecían al guapísimo mormón (Romney), la guapísima cazadora de caribús (Palin), el simpático hijo de inmigrantes de la India (Jindal) y un gobernador elegido a sus 42 años (Pawlenty). Menos Romney, todos menores de cincuenta años. Menos Pawlenty, todos con un carisma en el frívolo estilo de Hollywood. Ninguno con grandes las luces intelectuales, mucho menos el gravitas, de Barak Obama. Fue precisamente la sagacidad maquiavélica de Obama que inició la guerra civil. La chispa fue detonada cuando Obama proclamó como líder de la oposición – no a las caras “bonitas” - sino a “Rush”, un tosco matón verbal que viste con la gracia de mafioso ruso y proyecta una imagen no apta para la televisión.
Rush Limbaugh lanzó públicamente una maldición a la presidencia de Obama, deseándolo el fracaso. El Presidente Obama no titubeo en convertirlo la cara de la oposición. Su estrategia ha funcionado con maléfica precisión. Los detalles son de telenovela y serán proporcionados como telón de fondo. Detrás del drama de Obama hay una lección. Pero empecemos por la morbosidad, una chacota que empezó cuando el afroamericano D.L. Hughley (abiertamente fanático de Obama) invitó a su programa en CNN a nada menos que el flamante líder del opositor Comité Nacional Republicano (RNC). El RNC es la organización afiliada al partido republicano más importante y su principal generador de fondos. Su actual líder es Richard Steele, el primer afroamericano elegido a esa posición y supuestamente un rostro importante dentro de la oposición.
Dos afroamericanos discutiendo los ataques al primer presidente afroamericano por parte del guasón de la derecha no proporciona gran controversia, a menos que la función de uno de los dos afroamericanos sea precisamente derrotar electoralmente al Presidente Obama. Fiel a la estrategia de su líder, Hughley lanzó la carnada cuando - en medio de la conversación con Steele - llamó a Limbaugh “el líder de facto del partido Republicano”. Steele no solo mordió la carnada, sino que se trago caña y anzuelo cuando espetó, “No. No lo es. Yo soy el líder de facto del partido Republicano”. Si tal innecesario exabrupto no fue suficientemente polarizador para el partido Republicano, sin duda alguna Steele logró llamar la atención cuando se refirió a Rush como un “artista”; tildando el deseo de Limbaugh que fracase Obama como “feo” e “incendiario”.
Las repercusiones no se dejaron esperar. En la Casa Blanca sacaron las pipocas y cómodamente sentados escucharon en la radio como delante de sus 22 millones de radioescuchas Rush fustigó a Steele al día siguiente. “Michael Steele, usted no es el líder del Partido Republicano, usted es la cabeza del RCN”, empezó Limbaugh. Sin ánimo de contener su rabia continuó, “Millones de Republicanos no quieren saber del RCN y cuando usted llama pidiendo dinero, le cuelgan el teléfono”. Dándose cuenta que había ofendido a la nueva vaca sagrada del conservadurismo norteamericano, el presidente del Comité Nacional Republicano tuvo que disculparse casi al extremo de la humillación. Y así – en medio de dime y diretes - quedó sellado el giro a la extrema derecha de la oposición en los EE.UU, llenándose su vacío político. Las caras bonitas, dignas de pantalla de cine, ahora tendrán que rendirle pleitesía a Rush, el cara de radio.
El triunfo de Rush (“que fracase Obama”) ha colocado a la oposición en una situación insostenible. Aquellos Republicanos que ahora apoyen medidas del gobierno y expresen su deseo que “triunfen” las políticas de Obama serán considerados unos traidores. Todavía peor, aquellos Republicanos que insistan en su deseo que fracase el gobierno no ganarán muchos adeptos entre el pueblo norteamericano; por lo menos no entre aquellos cuyo bienestar familiar ahora depende que tengan éxito las ideas de Obama.
Una democracia saludable requiere de una oposición robusta, que ofrezca alternativas coherentes. En defensa de Limbaugh han salido a la palestra varios políticos con el argumento que la oposición fue igualmente severa con el Presidente Bush. La antítesis de Rush, el “tele-genético” Keith Oberman, plantea una gran diferencia. No es lo mismo criticar políticas que pueden fracasar (o que han fracasado) y ofrecer una crítica con la intención de evitar que se implemente una política que probablemente ha de fracasar, que desear que el gobierno fracase. ¡No importa! Para la extrema derecha, si Obama logra sacar a flote a la economía con un neo-keynesianismo y un nuevo régimen de salud universal, ello representará una ideológicamente intolerable redistribución de riqueza y augurio apocalíptico del inevitable fin del libre mercado y capitalismo.
Desearle al gobierno de Obama el fracaso es tentar al demonio de la depresión global. Una cosa es ofrecer una crítica basada en principios políticos, otra muy diferente es colocar a la ideología por encima de todo lo demás. Desear que triunfe una idea, sin importar el costo humano, es nihilismo. La nueva Guerra Fría de los EE.UU. es una batalla que pretende establecer hegemonía sobre su propia consciencia. El dogmatismo ideológico, tanto de izquierda como de derecha, es historia antigua (bostezo). ¡No importa! En nombre de derrocar al socialismo de O-Batman, la derecha norteamericana está dispuesta a convertirse en el Guasón, que en las sombras de la oscuridad no ha de hacer (ni dejar se haga) nada para detener el colosal incendio.
No sé cuál será la lección para Bolivia de todo esto. Solo sé que no podemos darnos el lujo de sacar las pipocas y sentarnos cómodamente a observar como nuestra historia ahora se repite en el seno del odiado imperio. Lo que si estoy seguro es que siquiera mencionar que es posible desear que nuestro presidente aprenda a tener éxito en sacar del agua a la nuestra economía será suficiente para ser acusado de traidor por una oposición que no tiene propuestas, que no ha desarrollado una ideología y que ni siquiera existe. Si de nihilismo económico se trata, a Bolivia no le gana nadie.
Flavio Machicado Teran
Dos guerras mundiales fueron lanzadas el siglo pasado para llenar el gran vacío de poder en Occidente. Luego se suscitó una pugna por hegemonía geopolítica, apuntándose mutuamente con armas de destrucción masiva. Si bien el consumismo sepultó en “stuff” el avance comunista de Moscú, el socialismo una vez más está de moda y su marca favorita es “Obama”. La batalla del siglo XXI es diferente, porque el vacío es mental. El conflicto es sobre ideas, sobre todo por aquellas que funcionan. Curioso que la herramienta de comunicación masiva utilizada para avanzar el nuevo nihilismo económico es la misma: el radio. En la era del Internet, es del radio que emerge el enemigo mortal de Keynes y Obama. La voz pertenece al trágicamente cómico comentarista conservador Rush Limbaugh, líder de facto del partido Republicano.
Un vacío político naturalmente sucede cuando una generación pasa la batuta. Gracias a la burlona e inmensa figura de “Rush”, para llenar ese vacío se ha desatado una guerra civil en la derecha norteamericana. Se suponía que las nuevas caras del partido Republicano pertenecían al guapísimo mormón (Romney), la guapísima cazadora de caribús (Palin), el simpático hijo de inmigrantes de la India (Jindal) y un gobernador elegido a sus 42 años (Pawlenty). Menos Romney, todos menores de cincuenta años. Menos Pawlenty, todos con un carisma en el frívolo estilo de Hollywood. Ninguno con grandes las luces intelectuales, mucho menos el gravitas, de Barak Obama. Fue precisamente la sagacidad maquiavélica de Obama que inició la guerra civil. La chispa fue detonada cuando Obama proclamó como líder de la oposición – no a las caras “bonitas” - sino a “Rush”, un tosco matón verbal que viste con la gracia de mafioso ruso y proyecta una imagen no apta para la televisión.
Rush Limbaugh lanzó públicamente una maldición a la presidencia de Obama, deseándolo el fracaso. El Presidente Obama no titubeo en convertirlo la cara de la oposición. Su estrategia ha funcionado con maléfica precisión. Los detalles son de telenovela y serán proporcionados como telón de fondo. Detrás del drama de Obama hay una lección. Pero empecemos por la morbosidad, una chacota que empezó cuando el afroamericano D.L. Hughley (abiertamente fanático de Obama) invitó a su programa en CNN a nada menos que el flamante líder del opositor Comité Nacional Republicano (RNC). El RNC es la organización afiliada al partido republicano más importante y su principal generador de fondos. Su actual líder es Richard Steele, el primer afroamericano elegido a esa posición y supuestamente un rostro importante dentro de la oposición.
Dos afroamericanos discutiendo los ataques al primer presidente afroamericano por parte del guasón de la derecha no proporciona gran controversia, a menos que la función de uno de los dos afroamericanos sea precisamente derrotar electoralmente al Presidente Obama. Fiel a la estrategia de su líder, Hughley lanzó la carnada cuando - en medio de la conversación con Steele - llamó a Limbaugh “el líder de facto del partido Republicano”. Steele no solo mordió la carnada, sino que se trago caña y anzuelo cuando espetó, “No. No lo es. Yo soy el líder de facto del partido Republicano”. Si tal innecesario exabrupto no fue suficientemente polarizador para el partido Republicano, sin duda alguna Steele logró llamar la atención cuando se refirió a Rush como un “artista”; tildando el deseo de Limbaugh que fracase Obama como “feo” e “incendiario”.
Las repercusiones no se dejaron esperar. En la Casa Blanca sacaron las pipocas y cómodamente sentados escucharon en la radio como delante de sus 22 millones de radioescuchas Rush fustigó a Steele al día siguiente. “Michael Steele, usted no es el líder del Partido Republicano, usted es la cabeza del RCN”, empezó Limbaugh. Sin ánimo de contener su rabia continuó, “Millones de Republicanos no quieren saber del RCN y cuando usted llama pidiendo dinero, le cuelgan el teléfono”. Dándose cuenta que había ofendido a la nueva vaca sagrada del conservadurismo norteamericano, el presidente del Comité Nacional Republicano tuvo que disculparse casi al extremo de la humillación. Y así – en medio de dime y diretes - quedó sellado el giro a la extrema derecha de la oposición en los EE.UU, llenándose su vacío político. Las caras bonitas, dignas de pantalla de cine, ahora tendrán que rendirle pleitesía a Rush, el cara de radio.
El triunfo de Rush (“que fracase Obama”) ha colocado a la oposición en una situación insostenible. Aquellos Republicanos que ahora apoyen medidas del gobierno y expresen su deseo que “triunfen” las políticas de Obama serán considerados unos traidores. Todavía peor, aquellos Republicanos que insistan en su deseo que fracase el gobierno no ganarán muchos adeptos entre el pueblo norteamericano; por lo menos no entre aquellos cuyo bienestar familiar ahora depende que tengan éxito las ideas de Obama.
Una democracia saludable requiere de una oposición robusta, que ofrezca alternativas coherentes. En defensa de Limbaugh han salido a la palestra varios políticos con el argumento que la oposición fue igualmente severa con el Presidente Bush. La antítesis de Rush, el “tele-genético” Keith Oberman, plantea una gran diferencia. No es lo mismo criticar políticas que pueden fracasar (o que han fracasado) y ofrecer una crítica con la intención de evitar que se implemente una política que probablemente ha de fracasar, que desear que el gobierno fracase. ¡No importa! Para la extrema derecha, si Obama logra sacar a flote a la economía con un neo-keynesianismo y un nuevo régimen de salud universal, ello representará una ideológicamente intolerable redistribución de riqueza y augurio apocalíptico del inevitable fin del libre mercado y capitalismo.
Desearle al gobierno de Obama el fracaso es tentar al demonio de la depresión global. Una cosa es ofrecer una crítica basada en principios políticos, otra muy diferente es colocar a la ideología por encima de todo lo demás. Desear que triunfe una idea, sin importar el costo humano, es nihilismo. La nueva Guerra Fría de los EE.UU. es una batalla que pretende establecer hegemonía sobre su propia consciencia. El dogmatismo ideológico, tanto de izquierda como de derecha, es historia antigua (bostezo). ¡No importa! En nombre de derrocar al socialismo de O-Batman, la derecha norteamericana está dispuesta a convertirse en el Guasón, que en las sombras de la oscuridad no ha de hacer (ni dejar se haga) nada para detener el colosal incendio.
No sé cuál será la lección para Bolivia de todo esto. Solo sé que no podemos darnos el lujo de sacar las pipocas y sentarnos cómodamente a observar como nuestra historia ahora se repite en el seno del odiado imperio. Lo que si estoy seguro es que siquiera mencionar que es posible desear que nuestro presidente aprenda a tener éxito en sacar del agua a la nuestra economía será suficiente para ser acusado de traidor por una oposición que no tiene propuestas, que no ha desarrollado una ideología y que ni siquiera existe. Si de nihilismo económico se trata, a Bolivia no le gana nadie.
Flavio Machicado Teran
Tuesday, March 17, 2009
Tres cosas insólitas
En este post quiero hacer referencia a algunas noticias que no dejan de llamarme la atención, porque están fuera de la lógica económica.
En primer lugar esta el supuesto incremento de pasajes del auto transporte. Los pasajes del auto transporte al menos en el área urbana se autorregulan, o mejor dicho los precios son determinados por el mercado, por tanto es casi imposible que los pasajes puedan subir. Por citar un ejemplo, antes de subir los pasajes, los chóferes de minibús deberían poder cobrar el pasaje de Bs. 2.3 para cualquier tramo, sin embargo el precio del pasaje es una función del horario, de la demanda y del tramo, algo que se ha establecido por mecanismos puros de mercado y que los chóferes saben muy bien que aplicando esa discriminación maximizan sus beneficios, pues solo así pueden llenar el minibús. Por tanto no tiene sentido la discusión entre Superintendencia, Ministerio, Chóferes y Juntas Vecinales.
En segundo lugar, me llama la atención que las aerolíneas privadas se opongan a la existencia de una aerolínea estatal. Es cierto que en el corto plazo puede haber ciertos efectos de desplazamiento de mercado, pero en el mediano y largo plazo no deberían preocuparse pues todas las empresas estatales, precisamente por ser estatales y tener distorsiones como subsidios y demás beneficios al final acaban siendo ineficientes y quebrando. Si a esto se le añade que seguramente existirán fuertes incentivos para que ocurra lo mismo que en YPFB, creo que lo que las aerolíneas privadas deberían hacer es no decir nada y más bien ser más eficientes y aplicar políticas de precios mucho más acordes a lo que la mayoría de las aerolíneas en el mundo hacen.
En tercer lugar, en Bolivia nos hemos acostumbrado a violar todo tipo de leyes, que hasta inclusive queremos violar la Ley de la Demanda. No se a quien se la ocurrió que incrementando los precios de las entradas para el partido Bolivia-Argentina va a subir la demanda. Lo que va a ocurrir es que aquellos que quieren ver a Messi en vez de ir a Preferencia se van a ir a General, y los de General se van a ir a Curvas, pero realmente serán muchos los que quieren ver a Messi? Es más vendrá Messi? Yo creo que con jugadores locales del fútbol argentino, basta y sobra para ganar a Bolivia. Lo lógico hubiera sido que bajen las entradas del partido, más aún en este tiempo que la crisis económica ya esta afectando a la mayoría de los bolivianos.
En primer lugar esta el supuesto incremento de pasajes del auto transporte. Los pasajes del auto transporte al menos en el área urbana se autorregulan, o mejor dicho los precios son determinados por el mercado, por tanto es casi imposible que los pasajes puedan subir. Por citar un ejemplo, antes de subir los pasajes, los chóferes de minibús deberían poder cobrar el pasaje de Bs. 2.3 para cualquier tramo, sin embargo el precio del pasaje es una función del horario, de la demanda y del tramo, algo que se ha establecido por mecanismos puros de mercado y que los chóferes saben muy bien que aplicando esa discriminación maximizan sus beneficios, pues solo así pueden llenar el minibús. Por tanto no tiene sentido la discusión entre Superintendencia, Ministerio, Chóferes y Juntas Vecinales.
En segundo lugar, me llama la atención que las aerolíneas privadas se opongan a la existencia de una aerolínea estatal. Es cierto que en el corto plazo puede haber ciertos efectos de desplazamiento de mercado, pero en el mediano y largo plazo no deberían preocuparse pues todas las empresas estatales, precisamente por ser estatales y tener distorsiones como subsidios y demás beneficios al final acaban siendo ineficientes y quebrando. Si a esto se le añade que seguramente existirán fuertes incentivos para que ocurra lo mismo que en YPFB, creo que lo que las aerolíneas privadas deberían hacer es no decir nada y más bien ser más eficientes y aplicar políticas de precios mucho más acordes a lo que la mayoría de las aerolíneas en el mundo hacen.
En tercer lugar, en Bolivia nos hemos acostumbrado a violar todo tipo de leyes, que hasta inclusive queremos violar la Ley de la Demanda. No se a quien se la ocurrió que incrementando los precios de las entradas para el partido Bolivia-Argentina va a subir la demanda. Lo que va a ocurrir es que aquellos que quieren ver a Messi en vez de ir a Preferencia se van a ir a General, y los de General se van a ir a Curvas, pero realmente serán muchos los que quieren ver a Messi? Es más vendrá Messi? Yo creo que con jugadores locales del fútbol argentino, basta y sobra para ganar a Bolivia. Lo lógico hubiera sido que bajen las entradas del partido, más aún en este tiempo que la crisis económica ya esta afectando a la mayoría de los bolivianos.
Thursday, March 05, 2009
Dediquémonos al Baseball
Ya que la moda es copiar todo lo que hace Venezuela, creo que debemos cambiar de deporte principal. Definitivamente somos los peores de Sudamérica en fútbol. Los dos equipos bolivianos que están jugando la Copa Libertadores, Aurora y Universitario no ganan ni afuera ni adentro. Y no solo eso, juegan muy mal, en realidad no juegan a nada.
Peor aún si uno ve la tabla de posiciones de la Liga nacional, ve que Universitario por ejemplo esta entre los primeros puestos. El primero que es Real Potosí que gana a todos, en la pre-Libertadores se hizo golear con Palmeiras en Sao Paulo y perdió en Potosí. Imagínense, los mejores del fútbol boliviano son una lágrima en el fútbol sudamericano. No hay donde perderse, estamos muy mal.
Para colmo el único dirigente que realmente es un señor dirigente, como es Marcelo Claure y que se atreve a decir la verdad (ver articulo de La Razón), es criticado por los otros disque “dirigentes”. Obviamente las verdades duelen, pero duele más ver como somos los peores de Sudamérica, ya Venezuela nos dejo atrás pero de lejos. Vean como juegan los venezolanos, realmente da gusto ver esos partidos.
Es fácil criticar, y lo difícil es hacer. Creo que el ejemplo de Bolivar es el mejor a seguir, definitivamente hay que profesionalizar el fútbol y cambiar la estructura de los clubes, empezar a manejarlos como empresas y con objetivos de largo plazo. Ya basta de formar equipos a corto plazo que luego se desmantelan al finalizar un campeonato. Para eso claro esta tiene que haber un continuum de jugadores que solo las divisiones inferiores pueden garantizar. Es decir que estos viejos que juegan en nuestro fútbol sientan la presión que si no lo hacen bien, el sub-20 que esta detrás los va a desplazar. Solo así existirá un incentivo a esforzarse y a ser jugadores profesionales.
Por otro lado, sería bueno dejar de participar unos años en los campeonatos internacionales, hasta formar equipos que realmente sean competitivos. Recuerdo que en algún momento los equipos venezolanos no jugaban la Copa Libertadores y jugaban con equipos mexicanos, pues hagamos lo mismo por un tiempo. Me olvidaba de la selección que dentro de poco volverá a jugar. Realmente no espero ya nada de la verde, es mas también deberíamos retirarnos o formar un equipo de sub-20 a tiempo completo y pagado por el Estado, solo así creo que podríamos hacer algo.
Sino cambiemos de deporte.
Peor aún si uno ve la tabla de posiciones de la Liga nacional, ve que Universitario por ejemplo esta entre los primeros puestos. El primero que es Real Potosí que gana a todos, en la pre-Libertadores se hizo golear con Palmeiras en Sao Paulo y perdió en Potosí. Imagínense, los mejores del fútbol boliviano son una lágrima en el fútbol sudamericano. No hay donde perderse, estamos muy mal.
Para colmo el único dirigente que realmente es un señor dirigente, como es Marcelo Claure y que se atreve a decir la verdad (ver articulo de La Razón), es criticado por los otros disque “dirigentes”. Obviamente las verdades duelen, pero duele más ver como somos los peores de Sudamérica, ya Venezuela nos dejo atrás pero de lejos. Vean como juegan los venezolanos, realmente da gusto ver esos partidos.
Es fácil criticar, y lo difícil es hacer. Creo que el ejemplo de Bolivar es el mejor a seguir, definitivamente hay que profesionalizar el fútbol y cambiar la estructura de los clubes, empezar a manejarlos como empresas y con objetivos de largo plazo. Ya basta de formar equipos a corto plazo que luego se desmantelan al finalizar un campeonato. Para eso claro esta tiene que haber un continuum de jugadores que solo las divisiones inferiores pueden garantizar. Es decir que estos viejos que juegan en nuestro fútbol sientan la presión que si no lo hacen bien, el sub-20 que esta detrás los va a desplazar. Solo así existirá un incentivo a esforzarse y a ser jugadores profesionales.
Por otro lado, sería bueno dejar de participar unos años en los campeonatos internacionales, hasta formar equipos que realmente sean competitivos. Recuerdo que en algún momento los equipos venezolanos no jugaban la Copa Libertadores y jugaban con equipos mexicanos, pues hagamos lo mismo por un tiempo. Me olvidaba de la selección que dentro de poco volverá a jugar. Realmente no espero ya nada de la verde, es mas también deberíamos retirarnos o formar un equipo de sub-20 a tiempo completo y pagado por el Estado, solo así creo que podríamos hacer algo.
Sino cambiemos de deporte.
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