“Te vas al trabajo y subes a un minibús, posiblemente transformer que pasa a cualquier horario, para pagar necesitas sueltitos, pues por lo general no tienen cambio, los asientos son muy incómodos y siempre es un problema subir o bajar especialmente si estas sentado al fondo, además los chóferes son poco amables y tienen un voceador que se la pasa gritando el recorrido a cada cuadra, si tienes que hacer combinaciones para llegar a tu destino, tendrás que bajarte del minibus y tomar otro, aunque lo bueno es que hay minibases que llegan a casi todas partes.” (Guccio)
El primer párrafo se refiere al Transantiago, un moderno sistema de transporte introducido en Santiago de Chile el 10 de febrero de 2007 y el segundo se refiere a los ya tan conocidos minibuses que fueron introducidos a fines de los años 80 en La Paz Bolivia para complementar el sistema de transporte masivo basado en colectivos y micros.
Cuando se lee el primer párrafo, lo primero que se le viene a la mente a uno es: Que cómodos viajan estos pasajeros, gozan de todas las comodidades que hacen que el recorrido sea placentero y seguramente llegan felices a su trabajo. Leyendo el segundo párrafo uno podría pensar: En cambio estos otros tienen que sufrir incomodidades y seguramente llegan renegando a su trabajo. Pues bien, aunque parezca increíble, tal cual están las cosas, los pasajeros del segundo párrafo llegan más felices a su trabajo que los del primero y las razones son las siguientes:
El Transantiago, si bien es un sistema moderno, que cuenta con todas las comodidades, estas puede que funcionen en teoría, pero en la práctica no funcionan, pues lo más importante que es transportar a la gente no esta funcionando. El principal reclamo de los usuarios es la baja frecuencia de los buses, especialmente de aquellas zonas más alejadas y donde más gente hace uso del transporte público. Por otro lado son frecuentes los amontonamientos de gente en los paraderos que hace que subir al bus sea motivo de pelea. (ver mas referencias en Blogs del Transantiago)
Los Minibuses no tienen la planificación que tiene el Transantiago, pero a pesar de las incomodidades que las movilidades tienen, pasan con bastante frecuencia y como se mencionaba llegan a casi cualquier lugar de la ciudad (de hecho existen demasiadas líneas en la ciudad, lo que ha llevado a implementar un sistema de restricción vehicular en el centro). Son relativamente rápidos, a los menos más rápidos que un micro o colectivo y generalmente tienen espacio para llevar a pasajeros.
Entonces surge la pregunta: ¿Qué falla en el Transantiago? Talvez se haya hecho una mala planificación, aunque no creo porque los chilenos en la implementación de sus modelos son bastante eficientes. Yo creo que la falla esta justamente en haber querido planificar el sistema. Los minibuses fueron introducidos en la ciudad de La Paz, después de varios intentos de planificar el transporte (ejemplo: E.M.T.A.) que fracasaron, y se los introdujo dentro de la política del transporte libre. Con el tiempo la propia interacción de demanda y oferta se fueron encargando de regular el mercado de transporte y llegamos hoy en día a una situación donde incluso se autorregula el precio del transporte, pero lo más importante, uno llega con facilidad a su destino.
En Santiago la planificación le esta costando al gobierno más de lo esperado y pero aún ha generado una gran molestia en la población. Yo me quejaba de los buses amarillos (antiguos sistema), pues a veces no paraban, pero nunca tuve que esperar mucho para tomar uno o tener que hacer colas para subirme.
Un ejemplo más de que a veces la planificación no funciona, por más sofisticados métodos que se hayan empleado. En este caso el mercado resulta más eficiente y hace que los consumidores sean más felices.
No comments:
Post a Comment