En algunos países
comenzando por Uruguay e incluido el nuestro (ver articulo) se esta hablando de
la idea de legalizar el consumo de la marihuana, y definitivamente hay que
reconocer que se trata de una excelente idea si es que de verdad se quiere obtener
resultados favorables en la lucha contra el narcotráfico.
En un artículo antiguo pero muy interesante
de The Economist “How to stop the drug wars”
se explica precisamente porque la legalización de las drogas sería una mejor
medida, o por lo menos no tan mala medida. Primeramente, la legislación sobre
drogas transformaría un problema de lucha contra mafias organizadas a un
problema de salud pública. Gran parte de los recursos que hoy en día se usan
para erradicar cocales, reducir el consumo en las ciudades y eliminar la
delincuencia asociada, se podría usar en programas de educación, de tratamiento
a la adicción y de uso de prácticas más higiénicas al momento de consumir
drogas.
Para países pobres como Bolivia esto sería una fuente de ingresos que en
vez de usarse en la lucha contra el narcotráfico o para erradicar cocales se podría usar para luchar contra la pobreza
y esto seria factible porque el mercado se encargaría de controlar la oferta y
la demanda y los precios regularían la producción de coca a un nivel que sea el
óptimo, sin tener que estar erradicando, cuando paralelamente se plantan mas
cocales de los que se erradican.
Ciertamente esta
el miedo de los padres de familia que piensan que una legalización podría
incrementar el consumo de sus hijos, sin embargo no existe ninguna evidencia de
que exista una correlación positiva entre la legalización de alguna droga y el
aumento de su consumo. Es mas países como Holanda donde en algunas ciudades es
legal consumir marihuana en bajas cantidades, presentan índices de drogadicción
mucho menores que en ciudades donde el consumo de drogas es prohibido.
Finalmente, cabe mencionar
que la legalización de la marihuana está entre una de las seis políticas que
los economistas adoran y los políticos detestan (ver link), lo que realmente
sorprende, especialmente en Bolivia, donde a los que menos caso se les hace es
precisamente a los economistas y se tiende a politizar absolutamente todo.