Thursday, May 02, 2013

El salario mínimo y el salario del Presidente



El 1ro de Mayo en vez de denominarse Día de los Trabajadores, debería denominarse Día del Comunismo y la Vergüenza. Día del Comunismo, porque es el día donde en todos los países afloran las banderas rojas y salen a las calles aquellos que después de más de 20 años todavía no se enteraron que se cayó el Muro de Berlín y además ocasionan actos de violencia en las calles, cuando debería ser un día de festejo.  Día de la Vergüenza porque en países de tendencia izquierdista aparece el Papa Noel de los trabajadores con algunos regalitos que como en el caso de Bolivia, no son más que distorsiones adicionales al mercado laboral.

Precisamente a una de esas distorsiones es a la que me quiero referir: El salario del Presidente. En Bolivia además de lo distorsivo que puede ser el salario mínimo, porque si éste no se calcula bien y se lo fija por debajo del salario de equilibrio, genera un exceso de oferta de trabajo, es decir desempleo, se ha establecido otra referencia en el mercado laboral que es el salario del Presidente. Y se lo ha establecido porque nadie, al menos en el sector público, puede ganar más que el Presidente.

Visto esto desde la lógica de la teoría económica, si asumimos que los mercados son competitivos y el salario es el reflejo de la productividad marginal del trabajador entonces el Presidente debería ser el trabajador más productivo del sector público, algo que puede ser o no cierto pero que no se lo puede demostrar, porque precisamente el mercado en que se mueve el Presidente no es un mercado competitivo. No existe una oferta y demanda de Presidentes, y menos una rotación del mismo según su nivel de productividad.

Por tanto, cuando uno escucha que el Presidente se subió el salario de Bs. 15.000 a Bs. 18.000 lo único que se puede decir es Bien Por Él, pero que esto sea un referente de que ahora en el sector público se podrá ganar más no nos dice nada de que la productividad en el sector público haya aumentado, que es lo que nos gustaría escuchar para pensar que hemos mejorado en cuanto a la captación de capital humano para las funciones públicas. 

Bolivia ha retrocedido enormemente en cuanto a lo que se refieren políticas laborales, ha disminuido la flexibilidad laboral a lo que las empresas han reaccionado contratando más trabajadores eventuales y por otro lado las nuevas empresas que han aparecido, todas pequeñas obviamente, trabajan de manera informal.